30 septiembre 2009

Siervos o hijos

¿Ha notado que la Biblia nos llama hijos de Dios y también sus siervos? En Ro. 1:1 el apóstol Pablo se llama a si mismo “Siervo de Jesucristo.” y Ro. 8:16 dice que el Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. ¿Como prefiere Vd. llamarse, hijo de Dios, o siervo? ¿Hay contradicción entre los 2 roles?

Trate de imaginarse que Vd. es un esclavo y pregúntese a si mismo ¿Qué me motiva para servirle a mi dueño? Podría ser el deseo de aceptación, aprobación, recompensa, o el temor al castigo. Esta motivación lo enfocaría en el hacer y con el tiempo podría producir descontento y amargura.

Un hijo, por el contrario, se siente valorado por lo que es, lo importante es la relación con su padre. Se siente contento al participar en alcanzar los propósitos que el padre tenga. Este enfoque resulta en gozo. Algunos hijos dicen, “Me gustaría ser como mi papa” y teme, no al castigo, sino a la disciplina del Padre.

La parábola del Hijo Prodigo comienza con el hijo menor reclamando sus derechos, “Dame la parte de los bienes que me corresponde” Luc. 15:12, pero después que le va mal decide regresar a casa y decirle a su padre, “Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; Hazme como uno de tus jornaleros.” Luc. 15:19 y termina con el hijo mayor enojado por la fiesta que el Padre preparo para celebrar el retorno del menor y diciendo, “He aquí tantos años te sirvo y nunca me has dado un cabrito para gozarme con mis amigos.”

¿Con cual de los dos roles se identifica Vd.? Es interesante que la palabra griega “pais” signifique hijo y siervo. Por ejemplo la RVR en Hechos 3:13 dice “…el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Hijo Jesús…” y la NVI traduce, “… el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su siervo Jesús…” El doble uso de esta palabra nos ayuda a entender una gran verdad, El significado de lo que hacemos es el producto de los que somos. El ser un hijo de Dios, me convierte en su siervo. El termino “hijo” describe mis privilegios y “siervo” describe mis deberes.

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01 septiembre 2009

Los pastores y la transformación

El pastor Vila Nova y yo nos encontrábamos en la entrada de la ciudad de Valinhos, Brasil, junto al aviso en forma de pez que dice, “Jesucristo es el Señor de Valinhos”. Hablamos de la transformación de las ciudades y me contó que hace 15 años Valinhos tenia 60,000 habitantes y 27 iglesias evangélicas, o sea una iglesia por cada 2,222 habitantes. Hoy tienen 100,000 habitantes y 60 iglesias, una congregación por cada 1,666 habitantes. ¡Están creciendo más rápido que la población! Hay mucha unidad entre los pastores; todas las iglesias están creciendo y esperando que Dios va ha hacer algo muy grande en Valinhos, o ciudad de los pequeños valles.

Según el pastor Vila Nova, desde el punto de vista de la transformación hay tres clases de pastores. En la primera clase están los pastores tradicionales que no creen que Dios se pueda manifestar de manera impactante en la comunidad como nos cuenta el libro de Hechos, estos siervos por lo general tienen buena ética, son honestos y confiables. En el segundo grupo lo conforman los que creen en milagros y hablan de el poder espectacular de Dios, pero no son confiables porque su ética deja mucho que desear. En el tercer grupo están los que creen en la posibilidad de que Dios impacte su comunidad como en libro de los Hechos, aman la santidad y son confiables.

Lógicamente este consiervo estaba describiendo lo que el ha observado a través de su ministerio, pero mientras hablaba, pasaban por mi mente los pastores que he conocido a través de los años, y concluí que lo que el me decía es muy razonable.

¿Qué pasaría si los pastores del primer grupo creyeran que Dios esta tan activo hoy como en el pasado? Hemos sabido que hay mas de 900 comunidades en el mundo donde están ocurriendo muchas conversiones, grandes milagros, el crimen esta menguando, la economía esta mejorando y en algunos casos la ecología también. ¿Qué sucedería si los pastores del segundo grupo se arrepintieran y los del tercer grupo se unieran en oración y perseveraran hasta que Dios se manifieste? Creo que ese tipo de acciones nos llevaría a la transformación, o por lo menos a su antesala.

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