27 mayo 2010

Mariposa sin Alas

Se cuenta que una vez un estudiante de insectos estuvo observando como una larva trataba de salir de su estado de crisálida. La larva luchaba intensamente por emerger a través de un orifico muy pequeño y después de un día de observación, al estudiante se le ocurrió tomar su lapicero y con la punta ampliar el orificio para que el trabajo de la larva fuera mas fácil y saliera mas rápido. Al día siguiente, la mariposa emergió, pero sus alas eran imperfectas, podía aletear, pero no podía volar y murió al final de ese día.

La intención del estudiante no era mala, solo quería hacer el trabajo de la larva más fácil y rápido, pero esa ayuda no ayudó, sino que perjudicó el desarrollo de la mariposa, le robó la fortaleza que se obtiene de la lucha y la adversidad. La mariposa no tuvo el poder para volar y vivir porque entró a un nuevo ciclo de vida sin haber luchado suficiente en el anterior. Por lo tanto, la adversidad y las dificultades son necesarias para llegar a ser fuertes.

Aunque esta verdad es aplicable a la crianza de los hijos, la quiero relacionar con la plantación de iglesias. Nadie planta una iglesia para que sea dependiente, aislada, e indiferente al mundo, pero la realidad es que hay muchos grupos así en todo el mundo porque alguien con buena intención saco su lapicero y comenzó a hacer cheques para abrir un poco el pequeño agujero por donde la mariposa debía emerger. Al iniciar una iglesia, deseamos que llegue a ser como las del Nuevo Testamento en cuatro aspectos:
1. En autonomía, que aprendan a hacer sus propias decisiones, a autogobernarse.
2. En finanzas, que pueda subsistir sin ayuda externa.
3. En proclamación, que alcance gente de su misma cultura y que cruce barreras culturales para alcanzar otras etnias, o sea evangelistica y misionera.
4. En cooperación, que establezca relaciones con otras iglesias para impulsar el reino a nivel local y mundial.

Aunque los humanos necesitamos alcanzar un desarrollo pleno, a diferencia de las mariposas si necesitamos la ayuda sana de los padres y adultos para lograr esa plenitud. Igualmente, las nuevas iglesias necesitan ayuda sana que no dañe el desarrollo, pero que le permita a la nueva congregación salir del cascaron, batir sus alas y alcanzar nuevos horizontes.

Leia Mais…