17 agosto 2015

Darwin y el salmista David


David y Darwin, creador de la teoría de la evolución, observaron la naturaleza, pero  sacaron conclusiones diferentes acerca del origen hombre. En el Salmo 8:3-5 (RVR) David observa y concluye: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de el memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.”
David concluyo que el hombre es casi un ángel. En realidad, según la Biblia, el hombre es casi un ángel, pero limitado por las consecuencia de su caída, o rebeldía contra Dios. Y, según Darwin es casi un mono, pero mejorando.

¿A dónde nos llevara el pensar que somos casi monos? ¿Cuál es el comportamiento que resulta de pensar que descendemos del mono? Porque la doctrina de la evolución ha invadido la educación, el cine, el arte, la política, la economía, casi todo se ha reformulado en relación con la opinión de Darwin.
Para mí lo preocupante sobre la teoría de la evolución es su efecto en la mente humana, pues según algunos el mayor descubrimiento psicológico del siglo XX fue el entendimiento de que nuestros pensamientos determinan nuestro comportamiento. Los humanos primero pensamos, luego actuamos y finalmente logramos un resultado, bueno o malo, de lo que hacemos, pero la raíz de todo es nuestro pensamiento. Otra manera de expresarlo es: “Pensamiento, comportamiento, resultados”.

Pensar que somos casi monos, tiene que tener un efecto diferente en el comportamiento humano al de pensar que somos casi ángeles. Considerarse descendiente del mono debe hacer un impacto diferente en la autoestima, al que hace el pensar que somos formados por el Creador a su imagen y semejanza.

 

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