18 noviembre 2015

Friamente Calculado, segunda parte


“Fríamente calculado” es una frase popular entre hispanos. La usamos para resaltar que lo sucedido es el resultado de una planeación eficiente y cuidadosa.  
En verdad, algunos líderes necesitan calcular fríamente sus movimientos porque son muy improvisados en lo que hacen. Con frecuencia recibo invitaciones con apenas dos, o tres días de anticipación. Aceptar una invitación de esas implica quedar mal con alguien. Al respecto alguien dijo, “Su falta de planeación, no implica una urgencia para mí.” Y esa podría ser una respuesta fríamente calculada.

Por otro lado, no usamos la frase: “Fríamente relacionado”, eso sería un exabrupto. Aunque algunas personas se relacionan fríamente, esa no es una manera efectiva de hacerlo. Hace años, una señora me dijo respecto de su esposo. “Lo amo, pero con un amor frio.” – “No le entiendo, parece una contradicción” – “Si, lo amo con un amor como frio”. Esa mujer no estaba loca, estaba expresando una realidad emocional en su vida, a veces nos relacionamos fríamente con indiferencia.
Entonces, “Fríamente calculado” no es del todo malo. Siempre vamos a necesitar mecanizar algunos procesos y acciones y conviene calcularlas cuidadosamente, pero cuando se trata de relaciones es mejor que sean cálidas.

Podemos orar, cantar, saludar y hasta tener relaciones matrimoniales mecánicamente, pero serian acciones sin significado, y sin conexión. El señor condenó las oraciones mecánicas de los fariseos calificándolas de vanas repeticiones.
Los vendedores profesionales que ofrecen el mismo producto a diferentes clientes dejan de ser efectivos cuando caen en lo que llaman la “fatiga de la repetición”, la cual ocurre cuando la presentación se hace mecánica, fría y sin conexión con el cliente.

En conclusión, deberíamos planear fríamente y relacionarnos cálidamente. Me atrevo a decir que el Señor Jesucristo tenía todo fríamente calculado, pero se relacionaba cálidamente con la gente.     

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