Un asunto
muy sensible entre pastores es el llamado “robo de ovejas” ¿Existe realmente el
“robo” de ovejas? ¿Qué es lo que realmente sucede cuando un creyente se va a
otra iglesia? Los creyentes se cambian de congregación por motivos como la
distancia, el divorcio, el descontento, conflictos con otros hermanos, o con el
pastor. También al casarse con alguien
de otra congregación necesitan decidir a cual ir, o simplemente se sienten
atraídos por el tipo de adoración, los programas y facilidades que otra iglesia
ofrece, estos son los famosos creyentes consumidores.
Si hay
algunos pastores y miembros sin ética ministerial que se atreven a invitar
creyentes de otras congregaciones a su iglesia, lo cual es un intento de
trasladar peces de un acuario a otro más grande o más bonito, en el cual el Reino no avanza, pero
ultimadamente es el miembro quien decide si tiene el tiempo y si quiere aceptar
esa invitación y al final es el miembro quien decide si se cambia o no de
iglesia. El robo de ovejas o creyentes, en mi opinión, no es posible
simplemente porque no son nuestras, son de Cristo y Él dice que nadie las
arrebatara de su mano.
El creyente
que asiste a una iglesia pertenece a una red de relaciones, tiene unas actividades
semanales y con el tiempo una historia y una tradición común con sus hermanos.
Por lo tanto cuando decide dejar una congregación, sufre para realizar el
cambio y luego tiene que luchar para crear nuevos en la otra congregación.
Quejarse de
“robo” de ovejas podría ser una indicación de mentalidad de escases porque
afuera hay tantas ovejas para robarle al enemigo que no cabrían en nuestros
templos y en
vez de quejarnos por uno que se va, celebraríamos por dos que llegaron.