24 marzo 2016

Incompetencia


He tenido la oportunidad de conversar con personas en el proceso de ir a un nivel de más responsabilidad y mejor salario en sus trabajos. Y, he notado que todas experimentan un cierto grado de ansiedad e incompetencia. Aunque han sido seleccionadas por su trayectoria y experiencia, se preguntan si de verdad estarán a la altura de las expectativas.
Como en estos días varios candidatos aspiran a la candidatura por la presidencia de USA, me es inevitable comparar la actitud de ellos con la de las personas de las cuales hablo y me llama la atención que, aunque aspiran al trabajo más difícil del mundo, se creen más aptos y capaces que los demás.   

Tal vez los candidatos si experimentan sentimiento de incompetencia, pero saben que, si lo expresan, el pueblo no votaría por ellos. Entonces, escogen los temas que nos interesan y nos dicen lo que queremos oír y nos lo comunican de la manera que nos gusta. Por eso crean expectativas que no pueden cumplir.
Es interesante que algunos de los líderes más grandes en el Antiguo Testamente si reconocían su sentimiento de incompetencia y pedían la ayuda de Dios. Por ejemplo:

Moisés: Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Éxodo 3:11.

Gedeón: Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con que salvare yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manases, y yo el menor en la casa de mi padre. Jueces 6:15.

Salomón: Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mi tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir.

Pienso que debemos pedir que el Señor nos dé un presidente de corazón humilde.

 

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