Es común
que a los pastores, que han logrado un crecimiento notable en sus
congregaciones, se les invite a explicar el por qué y el cómo de su incremento.
He tenido la oportunidad de escuchar o leer las explicaciones de algunos de
ellos y noto que se pueden agrupar en dos categorías.
Por un lado
los que explican su crecimiento como obra de Dios. Ellos hablan de lo mucho
que oraron y ayunaron para que el Señor
los bendijera con gente. Uno queda convencido que la receta para el crecimiento
es ayuno y oración.
Por el otro
lado, algunos han explicado su crecimiento sin mencionar la oración, hablan de estudios
demográficos y de los cambios que hicieron en el formato de la iglesia para
hacerla más atractiva a la gente.
¿Sera que
hay una manera humana y otra divina de desarrollar una iglesia? Recordemos que
estos siervos al explicar cómo crecieron, están interpretando los hechos
ocurridos en su congregación y nuestras interpretaciones de la realidad son incompletas.
¿No será
que una congregación crece por una combinación de factores divinos y humanos?
Yo creo y siento que deberíamos orar más para que el Padre traiga las almas a
su Hijo, Juan 6:44. Pero también me parece conveniente estudiar la demografía,
clarificar la visión, practicar la planificación y la administración, usar la
publicidad y la tecnología para glorificar a Dios.
El apóstol
Pablo dijo que él se hacía judío para ganar a los judíos, se hacía como sin ley
para ganar a los que estaban sin ley y débil para ganar a los débiles y se
hacía de todo para salvar a algunos. 1 Corintios 9:19-22. En los tiempos de
Pablo no existía la mercadotecnia, pero parece que el usaba algunos conceptos
de mercadeo para comunicar el evangelio, pero por seguro, Pablo también doblaba
rodilla y clamaba por las almas.