En estos días, viendo la indiferencia de algunos, me
dije a mi mismo, “Creo que estoy nadando contra la corriente.”, pero un par de
días después revisando las notas de mi teléfono encontré una que me aclaro un
poco la perspectiva: “Los peces muertos van con la corriente”.
La mayoría siempre ha ido con la corriente. Por ello si
Ud. descubre que lo que está haciendo es difícil, desafiante y encuentra
resistencia es porque va contra la corriente. Y si puede nadar contra la
corriente, no solo está vivo, esta fuerte, solo los fuertes pueden ir contra ella.
Hace como 4,000 años cuando las naciones persistían en
la idolatría, Abraham decidió nadar contra la corriente: Dejo su tierra, sus
parientes, y se fue a la tierra que no conocía para ser el padre de una nación
monoteísta, que solo cree en un Dios. Moisés y Jesús también nadaron contra la
corriente. Todos los siervos de Dios han
tenido que nadar contra la corriente.
Conclusión, el
saber que estamos nadando contra la corriente, no debería desanimarnos, al contrario debemos sentirnos desafiados a
hacerlo y pensar en cómo hacerlo de manera más efectiva.
Cuando era adolecente tenía una bicicleta y un día que
intente subir una calle cuesta arriba, no pude
llegar ni a la mitad del bloque. Sin
embargo, días más tarde, vi a otro joven subir la misma calle y continuar su
ruta. Yo me quede boquiabierto viéndolo, ¿Cómo lo hizo? En zigzag. En pocos
días, yo era experto en subir esa calle.
Entonces, hay maneras de nadar contra la corriente.
¿Cómo podemos aplicar este concepto del zigzag a nuestro ministerio? Es
necesario de vez en cuando parar las actividades para explorar nuevas ideas y pedirle al Señor
que nos ilumine mejores maneras de ir contra la corriente.