Pensando en la vida del apóstol Pedro, me di cuenta que el Señor le hizo
tres llamados. El primero cuando Andrés, su hermano, le presento a Jesús y Él se
quedó mirándolo fijamente y le dijo: “… tú
serás llamado Pedro” Juan 1:42 (RVR). Ese fue un llamado a la transformación.
Sabemos que Pedro era muy voluble, en un momento actuaba con firmeza y
en otro se contradecía, pero el Señor le dijo que llegaría a ser firme y sólido
como una piedra, lo que implica una transformación.
También observé otro llamado. Ocurrió cuando Jesús caminaba por el mar
de Galilea, vio a Andrés y a Pedro que echaban la red en el mar y les dijo: “Vengan, síganme y los hare pescadores de
hombres” Marco 1:17 (NVI) Este fue un llamado al evangelismo.
Pescar hombres consiste en influir en la gente para que entiendan que
ellos no fueron creados para vivir en el “mar” de maldad y desasosiego en que
habitan y que necesitan entrar a la realidad del Reino de Dios.
Después, Jesús llamo a doce, entre ellos estaba Pedro, para que estuvieran
con El, o lo acompañaran, y para enviarlos. Marcos 3:13-17. Este fue un llamado al discipulado.
¿Por qué fue un llamado al disicipulado? Porque al final cuando el Señor
le dijo a sus discípulos: “Se me ha dado toda autoridad…
Por tanto, vayan y hagan discípulos
en todas las naciones,…” Mateo
28:18-19 (NVI) claramente se nota que les ordeno ir a hacer discípulos. Tampoco
hay que ser un experto para deducir que desde el principio, Jesús los llamó para entrenarlos para
pescar y discipular hombres en todas las naciones.
El llamado de Cristo a Pedro fue triple. Lo llamo a la transformación, a
una vida evangelistica y a una vida discipuladora. ¿Son estos tres llamados
para todo creyente, o solo para algunos? ¿Y por qué?