31 mayo 2011

La responsabilidad al oir

En cierta ocasión Jesús le dijo a su audiencia, “Si alguno tiene oídos para oír, oiga” (Mr. 4:23) y agregó, “Mirad, pues, como oís;…” (Luc. 8:18) Antes de estas palabras había expuesto la parábola del sembrador donde habla de cuatro clases de terreno que reciben la semilla, tres de ellos la reciben, o la escuchan, pero no producen y solo uno la oye, o la recibe y fructifica.

Nosotros estamos muy acostumbrados a mirar como los expositores predican o enseñan y luego decimos “Excelente, tremendo, wow”, o como dijo alguien, “No le encuentro la cuadratura a ese mensaje”

Jesús, en cambio nos exhorta a poner cuidado no en como la gente habla, sino en como nosotros oímos. Hay tres errores comunes al oír:
1. Reaccionar. En este caso nos cerramos herméticamente antes de oír. Nos sentamos a escuchar buscando algo para condenar. De antemano ya estamos en contra.
2. Bloquear. En este caso no estamos en contra, pero usamos nuestros prejuicios, presuposiciones o paradigmas para bloquear lo q’ oímos. Por eso cuando alguien expone una idea nueva decimos, “Si pero” y con esa expresión bloqueamos cualquier posibilidad de algo diferente. En lugar de ello, deberíamos pensar, ¿Y por que no? Esta frase desbloquea nuestra mente, abre las posibilidades

3. Filtrar. Usamos nuestras presuposiciones, o paradigmas para filtrar lo que no nos gusta, o no nos conviene. Solamente dejamos pasar lo que en alguna manera podemos usar para reforzar nuestra agenda y seguir haciendo lo mismo aunque sigamos teniendo los mismos resultados.

“Mirad, pues, como oís” o sea que nuestra responsabilidad no es juzgar a los que predican o enseñan, sino la de oírlos con la intención de explorar la verdad y la realidad para acelerar nuestra transformación.

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