10 febrero 2014

Predicadore y hacedores

El tema de oidores y hacedores siempre es relevante, pero quiero enfocarme en otro parecido, predicadores o hacedores. “Sus acciones no me dejan escuchar lo que dices” es un sabio dicho popular. Se refiere a nuestras contradicciones porque a veces lo que hacemos comunica un mensaje contrario a lo que estamos proclamando. Veamos unos ejemplos:

Hace unos años unos miembros de una iglesia estaban sorprendidos de que su Nuevo pastor hablaba de diezmar y ofrendar sacrificialmente, pero ellos observaban que él no lo hacía.  El efecto negativo de ese comportamiento creo una situación de escases y conflicto en la congregación y hoy en día esa congregación tiene otro pastor.

Algunos líderes predican de misiones o promueven células como una alta prioridad en su iglesia, pero cuando llega la oportunidad de participar en una conferencia o un entrenamiento, envían a uno o dos miembros. Por su puesto que ese pastor está tratando de hacer lo mejor, pero ¿Cómo lo están percibiendo los hermanos?

Posiblemente piensen, “Mi pastor tiene asuntos más importantes y por eso me envió a mí a lo menos importante.”

Si uno habla de la importancia del discipulado, la gente no se lo va a creer hasta que lo demuestre. Ellos sintonizan el vibrar del corazón de su pastor y lo van a seguir no a donde uno  dice que vayan, sino a donde su corazón se dirige. Por eso alguien dijo que el asunto no es tener una visión, sino que la visión lo tenga a uno.

La solución. Entonces, es conectar el corazón con la boca porque la gente capta las prioridades de nuestro corazón. “Porque donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”  Antes de predicar, analiza donde está tu corazón porque tarde o temprano la gente captara donde lo tienes. 

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