Una debilidad común entre los
obreros cristianos es la falta de estrategia. Plantamos iglesias, células, y
comenzamos clases de Escuela Dominical y aun ministerios sin estrategia y si
tenemos éxito es por la misericordia del Señor.
En Proverbios 20:18 NVI, el
Espíritu dice: “Afirma tus planes con
buenos consejos; entabla el combate con
buena estrategia.” Aunque este proverbio habla de guerra, es de aplicación
universal. ¿Acaso no batallamos con diferentes asuntos durante toda la vida? Por
ejemplo, batallamos contra las tentaciones, las pruebas, la enfermedad, los
problemas financieros, la adversidad, la oposición, etc.
Cuando estamos al frente de
una célula, grupo pequeño, clase de Escuela Dominical, o de una congregación,
deberíamos desarrollar estrategias de
desarrollo y crecimiento. Entonces, deberíamos tener diferentes
estrategias en las diferentes áreas de nuestra vida.
Cuando experimente con el ajedrez,
recuerdo que todos me ganaban porque todo lo que hacía era mover las piezas
evitando cometer errores, pero un amigo me dijo, procura apoderarte rápido del
centro del tablero y trata de mantener al rey protegido. Cuando seguí su
consejo, comencé a disfrutar de algunas victorias porque ya tenía algo de
estrategia.
“Afirma tus planes con buenos consejos”. Esto requiere formular
buenas preguntas al doctor, al albañil, al vendedor de casas, al mecánico, a la
gente, a Dios, a la Biblia y usar la información obtenida para afirmar los
planes que ya tenga, o comienza a elaborarlos.
“Entabla el combate con buena estrategia”. Esto implica que en el momento
de la batalla ya deberíamos tener una estrategia. Como dijo alguien, “Cuando
tienes sed es muy tarde para comenzar a cavar un pozo”
Un estudio del ministerio de
Jesús y de Pablo nos indica que además de orar mucho, eran estratégicos. Si
ellos fueron estratégicos, ¿Quiénes somos nosotros para hacer la obra sin
estrategia? ¿Acaso el enemigo no tiene estrategia y artimañas?