02 noviembre 2009

Reforma

La reforma al sistema de salud y de inmigración son temas controversiales a nivel nacional y al hablar de reforma se da por sentado que el sistema actual esta fallando y que se necesita un cambio.

Sin dejar de darle importancia al mejoramiento de los sistemas y estructuras que rigen una país, el cambio que mas necesitamos es el que se produce de adentro hacia fuera y que Jesús llamo nuevo nacimiento.

Hace años cuando la gente todavía pensaba que había vida en Marte, leí un cuento sobre unos marcianos que vinieron a la tierra y se asombraron de la violencia que reinaba en el planeta. Para ayudar a pacificarlo se llevaron las armas de destrucción masiva, pero pasado un tiempo regresaron y los encontraron peleando con las armas que habían dejado. Entonces se llevaron todas las armas que quedaban, pero al volver para otra inspección, los terrícolas todavía estaban peleando con piedras y palos. Esta vez se llevaron todo lo que se pudiera usar como arma, y ¿Que cree que encontraron en la siguiente visita? ¡Los terrícolas estaban peleando a los puños, patadas y mordiscos!

El mensaje del cuento es que los cambios que se hagan a nivel exterior aunque sean tan grandes como un desarme total a nivel mundial, no son suficientes si no ocurre un cambio interior. Y ¿Quiénes son los encargados de impulsar ese cambio? No podemos esperar que el presidente, el congreso, o las Naciones Unidas lo hagan, ellos trabajan en reformas y nosotros en transformación.

Una manera de impulsar la transformación juntos es “Pentecost Houston”, un énfasis de UBA inspirado en Hechos dos y que consiste en orar por las almas, compartir y servir a la comunidad tal como la iglesia primitiva lo hizo el día de Pentecostés. Cada congregación comienza cuando su calendario le permita. Primero promoviendo oración intensa por las almas, continua con actividades de servicio y sigue con distribución y proclamación planeada de evangelio y antes de todo deben prepararse para discipular a las personas que se entreguen a Cristo.

Es importante recordar que el día de Pentecostés la iglesia cruzo barreras lingüísticas y las maravillas de Dios fueron oídas en 16 lenguas diferentes. Por lo tanto Pentecost Houston también es un reto para alcanzar la gente que no habla nuestra lengua y que conviven con nosotros aquí.

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