04 junio 2013

La Gran Comision De Las Abejas


“Si las abejas desaparecieran, al hombre le quedarían cuatro años de vida” Albert Einstein. La anterior frase la vi en un mural de un lugar donde exhiben replicas gigantes de insectos. Inmediatamente pregunte ¿Por qué? Y la respuesta de una joven ecologista fue: “Es que las abejas son muy polinizadoras, el mayor porcentaje de la polinización lo realizan ellas.”

Yo ignoraba que además de producir miel y cera, en el ecosistema de la tierra ellas son las responsables de llevar la semilla para que las plantas se reproduzcan y multipliquen. Siguiendo este orden de pensamiento se puede ver que en el ecosistema espiritual de la tierra el cristianismo depende para su existencia, reproducción y multiplicación de sus “abejas” que son los discípulos.

Dios le asigno esa tarea a las abejas y hasta el momento la han estado cumpliendo muy bien. A nosotros también nos asignó una tarea en Mateo 28:19-20 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todos las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”  

Sin creyentes que lleven la semilla, el cristianismo puede desaparecer en cuestión de años. Así como las abejas trabajan no solo para subsistir, sino para que las plantas se reproduzcan, nosotros deberíamos trabajar y simultáneamente transportar la semilla del evangelio a las personas receptivas y luego entrenarlas para que hagan lo mismo. 

¡Qué asunto más simple y fundamental y a la vez tan descuidado! Las abejas construyen sus colmenas y fabrican la miel sin dejar de transportar la semilla, pero nosotros dejamos el discipulado para construir templos, realizar eventos y reuniones ignorando que la principal y verdadera tarea es hacer discípulos.  

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06 mayo 2013

El Edificio Tiene Iglesia


He observado que cuando se piensa en plantar una iglesia, la mayoría sueñan primero con un lugar de reuniones. Sin embargo, esa no fue la manera como Jesús comenzó la iglesia. Primero hizo relaciones, luego llamo a 12 para que estuvieran con él, más tarde envió a otros 70 y finalmente  ascendió a los cielos después de darnos la gran comisión, pero nunca hablo de edificios o lugares de reunión. ¿Por qué? Porque su concepto de la iglesia era gente en movimiento, no encerrada en un edificio.

Hoy, el razonamiento parece ser, “Si el cuerpo de bomberos, la policía, y la Cruz Roja tienen un edificio para servir a la comunidad, la iglesia también necesita uno” 

En nuestra mentalidad la falta de edificio es una limitación, pero también lo es  para los que ya lograron tener uno. ¿Qué pasaría si un huracán se lleva el techo, una inundación destruye los muebles, le suben la renta a una cantidad que sobre pasa su presupuesto, le dan una fecha límite para desocupar, o los inspectores de la ciudad por alguna razón le cierran el edifico?

No es malo que la iglesia tenga edificio, pero si es malo que el edifico tenga a la iglesia. Cuando la mayor parte del presupuesto se gasta en el edifico, y los creyentes se encierra a cantar esperando que los no creyentes vengan, el edificio tiene a la iglesia.

Como los edificios son espacio limitado la gente que pueden albergar es limitada. Los estudios indican que el promedio de asistencia a un edificio tiende a ser el 80% de su capacidad y el código de Houston permite construir en un acre solo para 125 personas. Por otro lado, en las casas, oficinas y cafeterías tenemos espacio ilimitado para compartir evangelizar y discipular, pero requiere una manera de pensar y actuar muy diferente.   

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10 abril 2013

Robo de ovejas


Un asunto muy sensible entre pastores es el llamado “robo de ovejas” ¿Existe realmente el “robo” de ovejas? ¿Qué es lo que realmente sucede cuando un creyente se va a otra iglesia? Los creyentes se cambian de congregación por motivos como la distancia, el divorcio, el descontento, conflictos con otros hermanos, o con el pastor. También al casarse  con alguien de otra congregación necesitan decidir a cual ir, o simplemente se sienten atraídos por el tipo de adoración, los programas y facilidades que otra iglesia ofrece, estos son los famosos creyentes consumidores.

Si hay algunos pastores y miembros sin ética ministerial que se atreven a invitar creyentes de otras congregaciones a su iglesia, lo cual es un intento de trasladar peces de un acuario a otro más grande o más bonito, en el cual el Reino no avanza, pero ultimadamente es el miembro quien decide si tiene el tiempo y si quiere aceptar esa invitación y al final es el miembro quien decide si se cambia o no de iglesia. El robo de ovejas o creyentes, en mi opinión, no es posible simplemente porque no son nuestras, son de Cristo y Él dice que nadie las arrebatara de su mano.

El creyente que asiste a una iglesia pertenece a una red de relaciones, tiene unas actividades semanales y con el tiempo una historia y una tradición común con sus hermanos. Por lo tanto cuando decide dejar una congregación, sufre para realizar el cambio y luego tiene que luchar para crear nuevos en la otra congregación.

Quejarse de “robo” de ovejas podría ser una indicación de mentalidad de escases porque afuera  hay tantas ovejas para robarle al enemigo que no cabrían en nuestros templos y en vez de quejarnos por uno que se va, celebraríamos por dos que llegaron.      

 

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18 marzo 2013

¿Excusa o desafio?


Cuando oímos de las maravillas y el impacto del evangelio en otras partes del mundo, a veces decimos, “Eso es allá, aquí estamos en otro contexto” Yo mismo he hecho ese tipo de comentario y así  descartamos la posibilidad de impactar con el evangelio nuestra comunidad. Examinemos las implicaciones de ese razonamiento, o excusa.

Primero, lo que realmente damos a entender es que allá, donde ocurren las maravillas, es más fácil servir al Reino y aquí es más difícil. Esto implica que Dios obra donde es más fácil y que aquí no obrara porque es más difícil. Estamos permitiendo que las circunstancias se impongan sobre nuestra misión.

Segundo, es cierto que aquí es otro contexto  con dificultades diferentes, pero debemos entender que, en todos los lugares y en todas las épocas, el evangelio siempre ha tenido que luchar contra la corriente. Cristo enseñó, predicó y marchó en contra de la cultura existente, lo mismo los apóstoles, los reformadores y los líderes donde hoy el evangelio avanza con poder.

Tercero, lo más fácil es acomodarse a la cultura religiosa existente y pensar que la transformación y el impacto son asunto para otros lugares, o épocas. Si esta es nuestra manera de pensar entonces ¿Para qué predicamos el Sermón Del Monte (Mt. 5-7)? O ¿Los 10 mandamientos, y los valores de la iglesia en el libro de Hechos? Estos pasajes no se alinean con nuestra cultura y sin embargo los enseñamos y predicamos.

Entonces ¿Cuál debería ser nuestra actitud hacia las maravillas que Dios hace en otros lugares?  Creo que deberíamos pensar, “¡Qué bueno!, ¿Cómo podríamos tener algo semejante entre nosotros? Eso significa que estamos dispuestos a explorar para descubrir los principios y como aplicarlos a nuestro contexto, luego evaluar los resultados e intentar ir de lo bueno a lo mejor. ¿No es eso lo que deberíamos estar haciendo?    

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04 febrero 2013

De la miseria al discipulado


Cuando veo las noticias de lo malo que ocurre en el mundo pienso que la mejor palabra para describir la situación es DECADENCIA, la misma impresión he tenido cuando he leído algo de historia. El mundo es como una fruta que se va pudriendo de adentro hacia afuera.

No deberíamos sorprendernos porque la Biblia nos dice claramente que la humanidad es una raza caída, que nadie es bueno por naturaleza, que ninguno busca a Dios intuitivamente, y que nadie hace el bien de manera natural. Uno de los pasajes que describe claramente la condición humana es Romanos 3:3:9-18.

Por eso es tan difícil plantar una iglesia, tan cuesta arriba que una iglesia avance victoriosamente y por eso es que el entrenamiento espiritual es tan escaso. Si el hombre fuera naturalmente bueno y buscara a Dios de manera intuitiva, los que quisieran ser malos tendrían que tomar entrenamientos, pero sucede todo lo contrario.

Imagínese evangelizar una persona que de manera natural se inclina al mal y que por instinto tiende a alejarse de Dios y convertirlo  en un soldado, o atleta espiritual, o en un labrador del huerto del Señor, las tres imágenes del discípulo que Pablo nos da en 2 Timoteo 2: 1-6. Ese nivel de madurez y desarrollo no se logra de un día para otro, ni en un culto, es un proceso que además del poder transformador de Dios, requiere mucha disciplina de parte del discípulo y del discipulador.

Como entrenadores no tenemos control de cuanta disciplina tenga un nuevo creyente, pero si es nuestra responsabilidad retarle a crecer y modelar constancia y disciplina porque si ellos perciben que no nos importa la puntualidad, ni el orden, ni la disciplina, van a tomar los asuntos del Señor como un algo sin importancia cuando en verdad la clave de la victoria es la disciplina.

 

 

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